¿Por qué decidiste convertirte en traductor?
Hubo diversos motivos. Al principio, estaba decidido a estudiar Ingeniería en Sistemas, pero, cuando vi el plan de estudios y las materias, me pareció que no la iba a aguantar. Los idiomas siempre me resultaron fáciles, pero nunca lo había notado. Un día, mi papá recibió un paquete de regalo de una organización extranjera, y me pidió que le dijera, más o menos, lo que decía el papel que lo acompañaba. Le hice una traducción a la vista y me dijo: “qué fácil te salió, ¿por qué no estudiás algo relacionado con el inglés?”. “Puede ser, ya voy a ver”, le respondí. Fui a averiguar de que se trataba la carrera, el programa me convenció y me inscribí. Después a medida que estudiaba la carrera fui descubriendo bien de qué se trataba, y me fue gustando cada vez más.
Mis áreas de especialización han cambiado un poco con el tiempo. En un principio, era, principalmente, la informática. Con el tiempo, fui haciendo una transición hacia el turismo y la hotelería. Actualmente, sigo con el turismo y me especializo también en la localización de aplicaciones para búsqueda de pareja. Siempre digo que esta última área es un ejemplo de cómo a veces las áreas de especialización nos acaban eligiendo a nosotros en vez de nosotros a ellas. El turismo y la localización de aplicaciones de citas son las dos áreas en las que trabajo actualmente.
¿Considerás que la especialización es clave para un traductor?
Absolutamente. No solo porque nos permite brindar un servicio de mayor calidad y evitar errores que son consecuencia del desconocimiento del tema, sino también porque la gran mayoría de los clientes saben que un buen traductor se especializa. Por ese motivo, cuando se cruzan con un traductor que se ofrece a hacer trabajos en “todas las áreas” o que especifica muchas áreas de especialidad completamente diferentes, prefieren seguir buscando.
Además de ser traductor, te desempeñás como corrector. ¿Cuáles son los errores que encontrás con más frecuencia en las traducciones que te toca corregir?
Creo que el error que veo con más frecuencia son las coincidencias parciales sin revisar. Uno creería que ningún traductor profesional dejaría algo que sabe que es parcial sin revisar, pero la realidad es que, en aproximadamente un 50 % de las traducciones que corrijo, se presenta este problema. Otro muy frecuente es la mala interpretación de qué sustantivo modifica a cuál cuando hay muchos sustantivos concatenados. Creo que la mayoría de estos errores podrían subsanarse con solo dedicarle algunos minutos de investigación a los casos que generan dudas. Sin embargo, muchas veces, he oído (o leído) a traductores sacarse el problema de encima diciendo: “para eso está el corrector”. Esa es la actitud que le impide a un traductor progresar, porque le quita la posibilidad de desafiarse y aprender.
Con respecto a los programas de traducción, ¿cuáles son tus preferidos?
Desde que probé memoQ, siempre me gustó mucho. Es una herramienta muy robusta, estable y confiable. Hace todo lo que hacen sus competidores, la interfaz es más amigable y la intercompatibilidad hace que sea ideal para quienes desean tener una sola herramienta que les permita trabajar en los proyectos de todos sus clientes. Trados Studio ha mejorado mucho y sigue mejorando con cada versión y cada vez estoy más conforme con el producto.
¿Te resultó difícil la inserción laboral?
En realidad, no me costó tanto porque me fui largando de a poco. Mi primer proyecto como traductor autónomo lo hice cuando todavía estaba en tercer año de la Facultad (de una carrera de cinco años). Desde entonces, fui buscando mi rumbo en la traducción independiente, pero siempre tenía trabajo fijo en otra cosa, por lo que nunca sentí la urgencia de conseguir más proyectos. Fui armando mi negocio de a poco. Creo que es muy positivo empezar a trabajar, si uno siente que está listo, desde antes de recibirse. Al fin y al cabo, los verdaderos jueces de la calidad de nuestro trabajo son los clientes. Si nosotros nos sentimos seguros de nosotros mismos y los clientes están satisfechos con el trabajo, no hay motivo para no hacerlo.
¿Qué te parece la formación académica que reciben los traductores en la actualidad? ¿Harías algún cambio?
No estoy familiarizado con los programas de estudio de todas las carreras del país, pero el de la UNC me parece excelente. Claro que se lo puede mejorar, como cualquier programa de cualquier carrera, siempre hay más por hacer. Muchas veces se le reprocha la falta de práctica profesional, y es cierto que agregarla sería muy positivo, pero también es algo que se puede compensar por cuenta propia en función de qué camino desea tomar cada uno dentro de esta amplia carrera. Quizás alguna materia orientada a la inserción laboral sería muy provechosa para los estudiantes, para quitarles algunos miedos, pero su utilidad dependería por completo de que quien la dicte ejerza la traducción todos los días.
¿Qué consejos le darías a un traductor recién recibido?
Que si le gusta la carrera que eligió, no se deje desanimar. Que preste atención a sus áreas débiles y aquello en lo que puede mejorar, y se esfuerce por hacerlo. Y, por último, que invierta tiempo todos los días en desarrollar su negocio de traducción y que, mientras no tenga la cantidad de trabajo que quisiera tener, se tome las tareas de búsqueda de clientes y desarrollo del negocio como si fuera ese su trabajo y le dedique tiempo todos los días. Si nos quedamos esperando que las cosas lleguen “porque nos las merecemos”, nos vamos a quedar esperando.
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