sábado, 27 de enero de 2018

Neutro o argento: ¿Qué variedad de español prefieren los lectores argentinos en una traducción literaria?

Hace unos meses, mientras usaba la red social para lectores Goodreads, me topé con una reseña de Heridas abiertas (Sharp Objects), una novela de la escritora estadounidense Gillian Flynn. Un lector argentino se quejaba de la mala traducción de la novela. ¿Qué tenía de malo? Según este lector, la traducción era lamentable porque estaba llena de palabras típicas de Argentina, como "bombacha", "boludez", "dale", "mina" y "canchera". El autor de la reseña argumentaba que no era apropiado el uso de estas palabras en una historia que no transcurría en nuestro país, sino en Estados Unidos. La culpa se la echaba a la traductora.

Yo salí en defensa de mi colega y le expliqué que esa traducción estaba aclimatada al español de nuestro país, y que la decisión de la variante del español la tomaba la editorial, no el traductor. El usuario de Goodreads me agradeció la aclaración, y editó la reseña para quitarle la culpa a la traductora y pasársela a la editorial.

También le expliqué al lector que la aclimatación no era algo malo, sino una opción de traducción. Otra opción era el uso de un español neutro, algo que claramente prefería este usuario de Goodreads. A todo esto, una lectora mexicana comentó la reseña y nos contó que en México circulaba la traducción aclimatada al español rioplatense. También se manifestó a favor del uso del español neutro. Yo le dije que me parecía un desatino que publicaran en México una traducción destinada al mercado argentino. No es la primera vez que pasa. En Argentina es muy común encontrarse con traducciones españolas.

Ahí fue cuando se me ocurrió googlear a la traductora y descubrí, para mi sorpresa, que no era argentina, sino española. Entonces me surgieron varios interrogantes. ¿La traductora tradujo la novela al español de España y luego se adaptó al español de Argentina? ¿O tradujo el libro al español neutro y después se hizo la adaptación al mercado argentino? ¿Por qué se comercializó en México una traducción destinada al mercado argentino? Y, por último, lo que más me intrigó: ¿por qué a un lector argentino no le gusta una traducción realizada en su propia variedad de español?

A raíz de este último interrogante, decidí armar una encuesta para conocer el gusto de los lectores argentinos. A la gente le interesó mucho el tema, y 144 personas respondieron la encuesta anónima. Primero les pregunté el rango de edad, y la mayoría de quienes respondieron el breve cuestionario tenían entre 19 y 30 años.


Luego pregunté qué tipo de español les gusta leer en una traducción literaria y los resultados fueron los siguientes:
  • El español neutro: 43,7 %
  • Me resulta indiferente: 29,2 %
  • El español de mi país: 27,1 %


A continuación, les solicité que justificaran su elección (este punto no era obligatorio, pero la mayor parte de la gente respondió).

Los que estaban a favor del uso del español neutro argumentaron lo siguiente:
  • Están más acostumbrados a leer novelas o ver películas en español neutro que en el español de Argentina.
  • El español neutro transmite la idea de que la historia transcurre en un país extranjero.
  • Solo prefieren el español de Argentina en libros escritos por autores argentinos.
  • No les parece natural que se use el voseo o palabras típicas de Argentina en una historia que transcurre en otro país, por ejemplo, en Estados Unidos.
  • El español neutro permite que la historia pueda ser comprendida por otros hispanoparlantes, no solo por argentinos.
  • El español neutro es más formal y literario.
Comparto con ustedes algunas citas textuales de las personas que están a favor del español neutro. Son las frases que más me llamaron la atención o que me dejaron pensando.

"No soy muy fanática del español de mi país; creo que se ha ido desvirtuando con el tiempo".

"Porque no me imagino leyendo algo de EE. UU., y personajes con nombres de tal lugar que dicen cosas, como che o vos. Me es incómodo de leer. Me pasa con los mangas que tienen modismos argentinos, y el personaje se llama Kurosaki-Kun y vive en Japón. En cambio, en neutro no se siente esa brecha".

"En el caso de las traducciones, cualquier tipo de español que no sea neutro me saca de onda, le quita naturalidad y credibilidad a la historia. Me irrita mucho estar leyendo una historia ambientada en Oklahoma, o en Gales o Reikiavik y que te salgan con expresiones, usos y modismos argentinos. Rompe el encanto y muchas veces he abandonado libros por ese motivo".

"El texto original está cargado de elementos culturales propios de la cultura de origen. Si leo la traducción en español rioplatense, notaría que está escrito en mi lengua materna pero no son ideas autóctonas. Con una traducción en neutro, siento que tomo cierta distancia de mi lengua materna: juzgo/comparo menos las ideas de un texto extranjero, las recibo de una manera menos personal".

"Si leo una traducción argentinizada, siento que se pierde parte de la cultura del lugar donde sucede. Prefiero lo más neutro posible. Eso no significa que no me guste leer autores argentinos que escriben con modismos argentinos. ¡Me encanta! Pero siempre prefiero que las palabras que leo me transporten lo más cerca posible al lugar donde sucede la historia. Por ese motivo, siempre prefiero el libro en idioma original".

"Solamente porque estoy acostumbrada. Si hubiera más traducciones con el español de mi país hubiera elegido esa opción".

"Es raro, la verdad no sé por qué, pero supongo que es una cuestión convencional. Desde chica, por ejemplo, siempre leí el TÚ en los libros, a mí me suena como más literario que el VOS. Sé que es una cuestión de costumbre nada más, me gusta leer el lenguaje regional si la historia transcurre propiamente en nuestro país, no si es una traducción".

"El español de mi país me resulta un poco hosco y me dificulta concentrarme en el relato. El español neutro me parece más cuidado y armónico".

Por el contrario, los que están a favor de una traducción al español de nuestro país dieron los siguientes argumentos:
  • La lectura es más natural y fluida.
  • El español de nuestro país es al que están más acostumbrados.
  • El español de nuestro país es un lenguaje real, no uno inventado como el neutro.
  • Se sienten más involucrados en la historia y se identifican mejor con los personajes.
Estas son algunas citas textuales interesantes de las personas que prefieren una traducción aclimatada.

"Me parece más natural, y con el neutro se corre el riesgo de perder matices de significado que enriquecen a la literatura".

"Creo que es lo que suena más natural y lo que le llega al lector, pero sin llegar al punto de la localización (es decir, los aspectos de la cultura en que se escribió originalmente deberían estar presentes)".

"Considero que es más verosímil y que permite que una se pueda identificar con los personajes. Además, creo que el uso del español neutro niega y oculta la diversidad de América Latina en pos de una lógica de mercado".

"Si la traducción tiene el español de mis país seria mas fácil identificarme con los personajes. Además, hay palabras del español neutro que no conozco por lo que pasaría mas tiempo usando el diccionario que leyendo el texto".

Luego de leer todos los argumentos de los lectores ante las dos posturas posibles, llegué a la conclusión que la gente prefiere el neutro por dos motivos principales. En primer lugar, por una cuestión de costumbre. La mayoría de las películas y series están subtituladas o dobladas en un español neutro y eso hace que prefieran el mismo tipo de español en una traducción literaria. En segundo lugar, la mayoría de los lectores considera poco natural que, en un escenario extranjero, los personajes usen palabras típicas de nuestro español (me imagino el horror que sentirían estos lectores al leer un soneto de Shakespeare traducido al "argentino"). Como la mayoría de quienes respondieron la encuesta eran menores de treinta años, pensé que era una característica propia de la gente de esta edad, pero al fijarme en las respuestas de personas más grandes, noté que la preferencia por el neutro se mantenía, así que es algo general que engloba a todas las edades.

Una cosa que noto y que me preocupa es que muchos argentinos parecen tener un complejo de inferioridad con respecto a su lengua. Varias personas remarcaron que no les gustaba el español de su país y que el neutro era más formal y literario. Esto me dio mucha tristeza; ninguna variedad de español es superior a las otras.

Por otro lado, quienes prefieren una traducción aclimatada al español de Argentina hacen referencia a que el texto se lee con mayor naturalidad y que les ayuda a involucrarse más en la historia e identificarse con los personajes. 

Es de destacar que hay un 29 % de lectores a los cuales les resulta indiferente el tipo de español. Yo me encuentro en este grupo, pero creo que eso se debe a que soy traductora y que sé que tanto el uso del neutro como la aclimatación son opciones de traducción de igual peso. Para mí ninguna opción es mejor que la otra. Es solo cuestión de decidir cuál sería la más apropiada para los distintos mercados donde se va a publicar un libro.