jueves, 26 de abril de 2018

Entrevista al traductor Santiago Biei

Hoy comparto con ustedes una entrevista que le hice al traductor Santiago Biei, quien no solo se dedica a la traducción, sino también a la interpretación, la docencia y la redacción de contenidos.

¿Qué te motivó a estudiar traducción?

La curiosidad por los idiomas fue algo que siempre me atrajo de forma fuerte y la opción por la traducción en un primer momento fue motivada por la posibilidad de estudiar no solo la lengua extranjera, sino la materna, a diferencia de lo que ocurre en los profesorados.

¿Cuáles son tus áreas de especialización?
Santiago Biei

Me gustaría aclarar en primer lugar que las áreas de especialización, a diferencia de lo que se pueda pensar, en muchos casos las determina la demanda antes que una decisión propia. Mi primer cliente requería traducciones en el área de medicina, el segundo, lo mismo y llevados un par de años me vi convertido en un experto en el área. Lo mismo me sucedió en el ámbito legal, otra de mis áreas fetiche.

¿Cuáles son tus herramientas informáticas preferidas de traducción?

Coincido en este caso con lo que dijo el Trad. Juan Manuel Macarlupu en este blog, MemoQ es una herramienta excelente, de una interfaz similar a otras, pero que ofrece seminarios virtuales gratuitos para su utilización, por lo que no es necesario asistir a cursos pagos.

¿Trabajás para agencias de traducción o también para clientes directos?

Trabajo bajo las dos modalidades. En cuanto a lo más conveniente, es necesario sopesar las ventajas y desventajas. Los clientes directos ofrecen tarifas superiores a las agencias, sin duda alguna. Sin embargo, uno es su propio revisor y controlador de calidad, lo que insume más tiempo.

¿Cómo fue tu experiencia como profesor adscripto a la cátedra Traducción Literaria?

Fue una experiencia increíble, gracias al Trad. Marcelo Coccino, profesor director de la adscripción. Requirió de muchísimo esfuerzo, como siempre digo, tuvo la intensidad de una carrera, pero significó una vivencia única de aprendizaje. Trascendió lo académico y sirvió para forjar vínculos con otras instituciones, docentes y alumnos. Recomiendo a todos realizar adscripciones y especializaciones en las áreas de su interés.

Además de ser traductor, sos intérprete. ¿Por qué decidiste estudiar interpretación?

Una vez más, el amor por los idiomas tuvo mucho que ver, pero lo que más me atrae de la interpretación es verle el rostro humano de la gente para la que trabajamos. Ser la voz de alguien es algo verdaderamente alucinante. Podemos ver el resultado de nuestra labor, la comprensión de las partes, en forma simultánea y eso es una satisfacción que en la traducción de textos no existe.

¿Nos podrías contar en qué consiste tu trabajo como intérprete telefónico?

Trabajo en contextos de inmigración, es decir, aquellos en los que personas de origen latinoamericano, generalmente mexicanos, que residen en los Estados Unidos.  Mi tarea consiste en interpretar para ellos cuando deben ver los servicios sociales, de salud, penitenciarios, de emergencia, entre muchos otros. Lo que implica estar en cuestiones únicas, como partos en los que gritaba en el teléfono ¡Puje, señora! ante la indicación del médico angloparlante. También interpreté en tomas de rehenes, emergencias internacionales como hundimientos de barcos o contextos judiciales. La modalidad consiste en estar de guardia en la computadora, con un software especial abierto. Si se necesita un intérprete suena una alarma, se atiende y se comienza a trabajar. Los clientes están al teléfono, en una llamada de tres personas o en altavoz. La empresa que te contrata transfiere la llamada telefónica a las computadoras de los intérpretes y el trabajo es remoto, es decir, desde casa.

No solo hablás inglés, sino que estudiaste varios idiomas. ¿Traducís en alguno de estos idiomas?

Sí, mis combinaciones son todas las que impliquen inglés-francés-español.

Otra de tus actividades es la enseñanza en línea. ¿Qué materias enseñás? ¿Qué ventajas y desventajas tiene esta nueva forma de enseñanza?

Enseño principalmente inglés como lengua extranjera en este momento para dos agencias de cursos en línea. Como ventaja, podemos destacar la posibilidad de enseñar desde cualquier lugar y en cualquier horario y sin disponer de un aula. Las desventajas no son demasiadas, en mi caso, me gusta mucho dar clases en movimiento, caminando por el aula, lo que es imposible en la modalidad en línea.

¿En qué consiste tu trabajo como redactor de contenidos?

Es un trabajo similar a la traducción, ya que uno trabaja para agencias, la diferencia es que uno redacta textos en su lengua nativa en base a indicaciones de algún tema. Por ejemplo, un texto de 1500 palabras que sirva para describir un club de fútbol que se desea promover en una revista. Uno debe investigar sobre el club y escribir el artículo. El pago es por palabra y las tarifas varían según la complejidad del tema.

¿Qué consejos le darías a un traductor recién recibido que quiere insertarse en el mercado laboral?

Que no se desanime, de cada 100 CV enviados 10 tienen respuesta y uno solo implica trabajo. Sin embargo, el primer cliente te lleva a otro y en un par de años podés armar una base de clientes. El secreto radica en la insistencia y en una dosis fuerte de autoestima. No hay que acobardarse ante trabajos que puedan parecer difíciles. 

¿Cuáles son tus planes para el futuro?

Seguir con la traducción y la docencia online, y continuar perfeccionándome en el extranjero para poder incorporar más idiomas de trabajo.

En este momento te encontrás en Francia. ¿Nos podrías contar detalles acerca de tu estadía en este país europeo?

Estoy bajo el programa internacional de intercambio de asistentes de idioma, un programa para estudiantes de profesorado de francés. Nos destinan a escuelas secundarias donde enseñamos español y proveemos práctica de conversación a los estudiantes. Además, somos referentes de la cultura argentina por lo que transmitimos cuestiones culturales. Trabajo en los colegios François Villon y Paul Verlaine en la localidad de Les Mureaux, a 34 kilómetros de París. La experiencia es muy positiva y uno se transforma en una suerte de referente comunitario muy popular en las calles del pueblo.

Foto: Gilles Le Dilhuidy